lunes, 24 de enero de 2011

Don Miguel, el diseñador de Alonso de Ojeda (1ª parte)

Esta mañana fría de invierno hemos quedado con D. Miguel Herrero Urgel, desconocido zaragozano para los habitantes de Alonso de Ojeda. El motivo de esta reunión era para hablar 50 años atrás sobre Extremadura. Don Miguel, puntual, estaba esperándonos. Tras las presentaciones, comenzamos a preguntarle sobre su relación con Extremadura hace medio siglo. Nos comenta que estuvo en Badajoz durante unos 9 años, desde 1.954 a 1.963, estando encargado del diseño de unos 10 pueblos nuevos (entre ellos Alonso de Ojeda) y la dirección de unos 30 pueblos nuevos del Plan Badajoz.

Se desplazaba desde Badajoz a los distintos poblados por recorridos duros y largos en land-rovers o jeeps, reacondicionados éstos, o mejor dicho, reaprovechados, ya que estos vehículos provenían de la 2ª Guerra Mundial.

Le sorprendieron las gentes y modos de vida de los extremeños, muy distintos a los de Madrid donde trabajaba antes de ir a Badajoz. El impacto que le causaron las gentes y tierras extremeñas fue tal, que este zaragozano considera a Extremadura su segunda patria. Habla de los extremeños con mucha estima, resaltando su inteligencia, como cuando nos cuenta la sabiduría y enseñanzas que adquiría de los pastores con los que le gustaba relacionarse, disfrutando, a veces, de panceta y queso curado en vez de estar con los compañeros en los restaurantes de Don Benito. También resalta de los extremeños su dureza y abnegación para el trabajo, como cuando nos relata las condiciones de la descarga de cemento del tren realizada por los obreros a mano. El polvo de cemento desprendido, junto al sudor y roce de los sacos de yute, producían costras de cemento y llagas en los hombros de los obreros, pero jamás oyó quejarse a ninguno de tan dolorosísimas heridas. Se sincera con nosotros cuando nos dice que nunca ha entendido cómo Extremadura, con su tierra tan rica y sus gentes tan capaces, es y ha sido tan pobre, y nos relata sobre los romanos, los conquistadores y las distintas épocas de la historia de Extremadura.

Preguntado por las instrucciones o normas por parte de sus superiores, o del régimen franquista, nos cuenta que jamás tuvo problemas con ellos, si acaso, alguna recomendación por parte de algún aristócrata, sobre el trato que él daba al personal doméstico, ya que al estar acostumbrado a tener sirvienta en su hogar madrileño hicieron lo mismo en Badajoz en cuanto a sueldo, manutención y condiciones laborales. Esta forma de proceder con la servidumbre no gustaba a alguna que otra familia acomodada pacense, las cuales actuaban de distinta manera, reconviniéndole a Don Miguel sobre el excesivo sueldo, manutención o trato que daba a la sirvienta que tenía.

También nos habla de la calidad y bondad de los profesionales técnicos con las que se relacionaba del Plan Badajoz, tanto de los más cercanos que se ocupaban del diseño y construcción de poblados, como de los que se ocupaban de otras infraestructuras, como eran canales, caminos, secundarios y acequias, nos insiste en que fueron muy buenos profesionales y mejores personas. También nos comenta que hizo algo de fortuna, pero no precisamente de lo que percibía como arquitecto del Plan Badajoz, sino por los trabajos realizados de forma privada.

Preguntado por los posibles enriquecimientos de personas debidos al Plan Badajoz, como los producidos en la construcción en las recientes décadas, nos muestra su cara de sorpresa o extrañeza, y tajante nos comenta que eso era imposible en aquella época ya que se sabía a lo que se exponían si se les llegaba a abrir algún expediente.

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